lunes, 13 de julio de 2009

UN MIRLO BLANCO


Se trataba de uno de esos sustos jurídicos que suelen caer ante la proximidad de las vacaciones. En un asunto penal, el Juzgado de Instrucción dictó Auto de apertura de juicio oral, lo que significa que, habiendo considerado el instructor que hay indicios de criminalidad en las conductas investigadas, y habiendo presentado escrito acusatorio el Fiscal y la acusación particular, tiene que celebrarse juicio penal.
El Juzgado acordó lo siguiente: " dése traslado de las actuaciones a la representación de las partes acusadas para que en un plazo común de 10 días formulen escrito de defensa frente a las actuaciones formuladas".
El abogado da instrucciones a su procurador para que se pase por el juzgado a recoger las actuaciones. El procurador va al juzgado y una oficial le dice que no se las puede dar ya que la persona que se encarga de ese asunto (otra oficial) está de vacaciones. Se pregunta a la citada persona cuándo vuelve de vacaciones, pero nadie sabe. Se le indica que el plazo corre (a pesar de las vacaciones tomadas intempestivamente), y se contesta que eso no es su problema. Y, claro, ya tenemos un problema, porque la ley dice lo que dice (10 días desde el "emplazamiento" -que es lo que hizo el Juzgado: emplazar-, no desde la "entrega de las actuaciones").
Ya no hubo más diálogo entre procurador y oficial, tras algún que otro intercambio de palabras.
El abogado decidió ir a ver directamente al Juez. Y aquí es donde apareció el mirlo blanco. El Juez no tardó ni 1 minuto en recibir al abogado, le atendió cortesmente y entendió perfectamente el problema. Se comprometió a dar instrucciones para que se entregasen las actuaciones al abogado y pudiese hacer su trabajo.
Esta es la prueba de que con buena voluntad, educación y sentido común, los problemas instrumentales dejan de serlo y los profesionales nos podemos centrar en intentar resolver los verdaderos problemas. El Juez, investigando; y el abogado, defendiendo. Unos minutos de diálogo han evitado decenas de escritos y recursos para conseguir lo que no tiene vuelta de hoja: que los usuarios de la justicia no pueden verse perjudicados por el hecho de que alguien se tome las vacaciones cuando quiera y nadie la sustituya durante su ausencia.
El citado Juez, a pesar de habérsele asignado un Juzgado que lleva por número uno al que la gente atribuye mala suerte, ha demostrado ser persona cabal, sensata, dialogante, educada y práctica. ¡Así da gusto!

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