martes, 7 de junio de 2011

¡Qué fácil es enseñar!





En la web Noticias Jurídicas leo un interesante artículo acerca del nombre que debería adoptar un despacho de abogados (http://noticias.juridicas.com/articulos/00-Generalidades/200406-150235621041987.html). Entre otros consejos, se nos enseña que no es bueno optar por nombres largos (como, por ejemplo, "Pepito, Menganito y Zutanito, Asesores Legales"), ni por el uso de nombres genéricos del sector (tipo "Estudios Legales", "Bufete de Abogados"), ni mucho menos por el uso de letras, pues acaban siendo un lío que no hay quien lo recuerde (del tipo "AJR Abogados", o "MKGTPM").


Es interesante. Pero más aún cuando compruebo la persona que lo ha escrito (que ahora es lo de menos) y la empresa en la que trabaja: "MJC Marketing Jurídico Consultores". ¡Esta sí que es buena! El nombre es largo, usa palabras genéricas (Marketing, Jurídico, Consultores), y usa letras (MJC -tal vez por ello sigue el nombre: para recordarnos lo que significan las letras: M de marketing, J de jurídico, y C de consultores).


Ello me recuerda aquel chiste de una persona que acude a la consulta de un afamado adivino, llama a la puerta y una voz del interior dice: "¿Quién es?"; y el consultante dice: "¡Pues vaya adivino más malo!"


Lo dicho: que enseñar es muy fácil.