miércoles, 16 de mayo de 2007

FORTUNY NO SOLO ES UN PINTOR (CAOS, MARIPOSAS Y FISCALES)



Fortuny no sólo es un pintor. Fortuny es el nombre con el que se conoce al nuevo Sistema de Información del Ministerio Fiscal, una herramienta creada por el propio Ministerio Fiscal y desarrollado por el Ministerio de Justicia para potenciar, mediante diversas herramientas, las nuevas tecnologías en el trabajo diario del Ministerio Fiscal.

Leo la información y descripción del Sistema en la revista Escritura Pública, nº 44, correspondiente a Marzo-Abril de 2007, y me alegro por los Fiscales, pero, sobretodo, por las personas que tienen que tratar con los Fiscales.

La herramienta debe servir, al parecer, para asegurar la unidad de actuación del Ministerio Fiscal, lo que puede ser muy útil.

Recuerdo una quiebra en la que yo actuaba como síndico en la que, al tener que preparar la llamada Pieza Quinta (esto es, la parte del procedimiento que tenía por finalidad determinar si la quiebra había sido fortuita, culpable o fraudulenta), tras calificar por mi parte la misma como fortuita, apareció el Ministerio Fiscal calificándola también como fortuita. Pero lo curioso del caso es que, poco tiempo después, apareció otro informe del Ministerio Fiscal en el que calificaba como fraudulenta la misma quiebra (debo añadir que entre el primer informe y el segundo ningún cambio, ni información adicional, ni prueba distinta de las previamente existentes se tuvo en cuenta). Desde aquel día, esta institución dejó de ser para mí el MINISTERIO Fiscal, y decidí pasar a llamarle (eso sí, en privado) MISTERIO Fiscal.

El aludido Sistema de Información cuenta, según parece, con dos herramientas muy curiosas: por un lado, el llamado Sistema de Inspección, Control y Consulta (SICC) que proporcionará información estadística (volumen de procedimientos, tiempo dedicado a cada una de sus fases), rendimiento de los Fiscales, etc), y, por otro lado, el llamado Cumplimiento de Objetivos, Rendimientos y Estadillos (CORE), cuya finalidad es (al parecer) incentivar a los Fiscales mediante una retribución variable en función de ciertos parámetros que serán rellenados por los propios Fiscales y supervisados por su superior jerárquico.

Llamadme pesimista, o cenizo, pero mucho me temo que acabará pasando como con los Jueces: que entre los parámetros a tener en cuenta para poder morder la parte variable de su retribución no vamos a encontrar ninguno que sea el de la calidad del trabajo y servicio que deben desempeñar. Seguro que vamos a encontrar parámetros como el de número de asuntos encargados o terminados, o asistencia a jornadas, cursos o similares. Pero de la calidad, nothing de nothing.

Y es que, no lo olvidemos, asunto asignado no es igual a asunto trabajado, ni mucho menos a asunto trabajado bien.

Mi experiencia con Fiscales no es, desde luego, muestra suficiente, pero sí ilustrativa. Así, en varios asuntos civiles que requieren intervención del Fiscal, me he encontrado en la sala de vistas sólo con el Juez y el Secretario Judicial, esperando a que el agente judicial vaya a buscar por los pasillos a algún (no al) Fiscal para que se digne a asistir. Y así fueron las vistas, en las que el (ahora sí) Fiscal permaneció mudo, sin duda por absoluto desconocimiento del caso y por la prudencia de no hablar de lo que no se sabe.

En otra ocasión, tras desgallitarme durante la vista de una apelación manteniendo que el juez instructor había decidido archivar el caso de manera incorrecta, el Fiscal (que durante toda mi intervención estuvo revisando no sé cuántos papeles) se limitó a decir que mantenía el mismo criterio que su compañero Fiscal de Instrucción (así, sin más). Pedí la palabra al Presidente del Tribunal y le pregunté al Fiscal si eso quería decir que se adhería a mi recurso o si mantenía la validez del archivo decretado. El Juez, que sin duda captó a la perfección ese guiño a la ironía, permitió la pregunta. Como era de esperar, el Fiscal repitió: me adhiero a lo manifestado en su momento por el Fiscal en Instrucción. O sea, que no sabía ni lo que había mantenido en instrucción, pues no creo tan difícil decir blanco o negro...

Con todo esto no quiero decir que en el Ministerio Fiscal reine el caos (entendido como ausencia de orden), sino que, tal vez, lo que ocurre es que existe en la institución cierto tipo de orden de características impredecibles, pero descriptibles en forma concreta y precisa. Es decir: un tipo de orden de movimiento impredecible. Algo así como lo que describió el magistral Alejandro Nieto, refiiriéndose a los Fiscales: una especie de tornillo suelto dentro de la maquinaria judicial que va dando golpes a un lado y otro hasta que rompe la maquinita.

Sería interesante aplicar aquí, para su mejor estudio y perfección del Fortnuy, la llamada Teoría del Caos y el principio del efecto mariposa, pues, según estas teorías, en determinados sistemas naturales, pequeños cambios en las condiciones iniciales conducen a enormes discrepancias en los resultados (recuérdese la anécdota explicada antes de la doble calificación, contradictoria, de la quiebra).

Tal vez con la Teoría del Caos (convenientemente adaptada a las ciencias sociales) podríamos llegar a comprender mejor el fenómeno, a veces indescifrable, del, por eso, llamado Misterio Fiscal.