miércoles, 7 de mayo de 2008

UTOPÍAS: LEY Y FELICIDAD

Aristóteles, Platón, Tomás de Aquino o Tomás Moro son invitados habituales en las conversaciones sobre felicidad. Pero podemos encontrar algunas otras perlas, no tan conocidas, que nos muestran la relación entre la felicidad y las leyes o quienes las hacen.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos DE 4-7-1776, de manera solemne, decía:

Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”.

Y así le va al pueblo americano, que cada año contempla de manera estoica cómo mueren sus ciudadanos, a veces a consecuencia de las armas que el Gobierno permite vender a cualquiera y que nadie controla adecuadamente, y, otras veces, a consecuencia de las múltiples guerras a las que les lanza su Gobierno en aras de la defensa mundial de la democracia y la libertad.

En 1788, en el relato "La isla de Tamoe", del Marqués de Sade, podemos leer los consejos del príncipe Zamé:

“Ve a conocer el universo, hijo mío, ve a aprender en todos los pueblos de la tierra lo que te parezca más ventajoso para la dicha del tuyo. Haz como la abeja, revolotea entre todas las flores y vuelve sólo con la miel. Vas a encontrar entre los hombres mucho de locura con un poco de sabiduría, algunos buenos principios entremezclados con espantosos absurdos... Instrúyete. Aprende a conocer a tus semejantes antes de osar gobernarlos”
“piensa que la única utilidad de las leyes consiste en hacer feliz al hombre; considera falso y atroz todo cuanto se aparta de este principio”.

Lástima que se trate de un relato sobre una sociedad utópica en un país imaginario.
La Constitución española de 1812 (alias La Pepa) garantizó en su art. 13 que " El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen".
Y así nos ha ido: un país que ha tenido un montón de Constituciones, ninguna de las cuales ha vuelto a incluir en su articulado nada igual a la de 1812.
Hans KELSEN, creo que en 1935, sostuvo que “La búsqueda de la justicia es la eterna búsqueda de la felicidad humana. Es una felicidad que el hombre no puede buscar por sí mismo, y por ello la busca en la sociedad. La justicia es la felicidad social, garantizada por el orden social”.
Sin duda un desideratum y un reconocimiento de que los humanos, individualmente, no somos capaces de ser felices.
Conforme con lo dicho por Kelsen, el filósofo JOSÉ ANTONIO MARINA (“La Inteligencia Fracasada. Teoría y práctica de la estupidez”, 2008, editorial Anagrama), dice que “El triunfo de la inteligencia personal es la felicidad. El triunfo de la inteligencia social es la justicia. Ambas están unidas por parentescos casi olvidados”.
Tan olvidados que el propio Marina hace un tratado la estupidez.
CHRIS, uno de los personajes de la película del año 2006 "En busca de la felicidad", llega a decir:
Chris: Fue en aquel momento cuando empecé a pensar en Thomas Jefferson y en la Declaración de Independencia, en aquella parte que habla del derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y recuerdo que pensé en cómo supo él que debía poner eso de la búsqueda, ¿es que acaso la felicidad es algo que sólo podemos buscar y que en realidad jamás podemos lograr pase lo que pase? ¿Cómo lo supo?
Siempre buscando la felicidad, hasta que algún día nos demos cuenta de que puede ser una Misión Imposible.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno que los Goblins te hayan liberado.

Por mi parte, me mola que, respecto a esta cuestión, haya peña como Punset (como lo llama un amigo mío: "el loco ese" o "el loco de la 2") que, con dos pelotas, te saca la fórmula matemática de la felicidad:

E (M + B+ )
F = ___________

R + C

Donde F es la felicidad; E las emociones implicadas en nuestras acciones; M los recursos y el coste energético del mantenimiento de nuestro organismo; B es la búsqueda de nuevos horizontes (intelectuales, emocionales, profesionales, etc.) ; P es el parámetro que define las relaciones interpersonales. R sería el símbolo que representaría a los factores externos reductivos de la felicidad, como por ejemplo: no desaprender los conocimientos y las experiencias innecesarias, nefastas o lesivas, el adoctrinamiento grupal (en el que Punset incluye a las religiones), los procesos de aprendizaje automatizados que dejan sin iniciativa al sujeto, y un predominio injustificado del miedo emocional por encima de las exigencias del estado de alerta necesario para la supervivencia. Finalmente, C sería el representante de los factores internos que llevan a la disminución de la felicidad, tales como: las mutaciones genéticas lesivas que producen enfermedades congénitas, el desgaste celular y el envejecimiento que conducen a la muerte, el estrés imaginado y, curiosamente, el ejercicio abyecto del poder.

Ahora eso sí, el tío no dice cuál es la unidad de medición.

Por ello, en honor al descubridor de la fórmula, yo propongo que midamos la felicidad en "Punsets".

Así podremos decir "yo soy 50 punsets más feliz que tú". Y podríamos "vender" Punsets. Imaginaos: El Corte Inglés, semana fantástica: "por muy poco dinero, tapiz, usted podrá tener 20 punsets más de felicidad"

Por otro lado, la vida en pareja sería mucho más divertida. Cuando vuestras parejas os digan "cariño, ya no soy tan feliz como antes" podréis rebatirles: "¿ah sí? ¿cuantos Punsets tenías antes y cuantos tienes ahora? ¿los mediste? ¿No? Pues nada, ya no tienes pruebas de lo que dices".

En fin, me vuelvo con los Goblins

Joaquim dijo...

Pues ahora que lo dices, intenté leer el libro del amigo Punset sobre la felicidad, y lo cierto es que me daba felicidad la lectura: más que nada, me ayudaba a conciliar el sueño rápidamente. Pero lo digo de buen rollo, ya que me gusta su programa.Otra cosa es que él, personalmente, sea poco agraciado con el tono de su voz. Y ya no digamos el peinado a lo "descarga voltaica"...

¿Sabías que Punset es abogado? Eso me anima: pensar que algún día me dedicaré a salir por la tele y abandonar este trabajo que cada día me consume más.

Anónimo dijo...

Si alguna vez te vas a la tele, prometeme que me llevarás de colaborador.

Joaquim dijo...

Hecho. Y no te creas que no tengo algo en mente, no.

Lástima que el nombre "Crónicas marcianas" ya tenga dueños, porque iría que ni pintado...

Anónimo dijo...

Querido Joaquim:

Este fin de semana he visto "En busca de la felicidad".

La película me ha encantado. Un poco "americanada", pero me ha encantado.

El ambiente de los becarios me ha recordado una época felizmente olvidada.

Por cierto, el otro día me pasó una anécdota graciosa: le encargué una consulta a un compañero sobre correspondencia entre letrados. A las dos horas, me vino con un libro, diciéndome esto: "he encontrado en la biblioteca un libro de doctrina, de un tal ANDINO, que está muy bien".

No pude sino esbozar una sonrisa de satisfacción y orgullo (como el Rey en Navidad).

Joaquim dijo...

Pues resulta que el tal Andino ganó, con ese libro, un premio, y a cuya entrega tuve el honor de asistir en el Colegio de Abogados de Barcelona en las pasadas fiestas de Sant Raimon de Penyafort. Manos mal que en el blog ya le dimos un premio antes de conocer el oficial porque de lo contrario nos dirían "oportunistas".

Ssssss. No digas que la película es una americanada. Hay un amigo desconocido que una vez, en este blog, por decir algo así casi me mata...

Anónimo dijo...

La verdad es que el libro es una joya. Tuve ocasión de leerlo estas Navidades y sólo puedo decir que el premio resulta más que merecido.

Anónimo dijo...

Bona nit Joaquim,
Se que fa uns anys no vas passar la millor de les teves èpoques i m'agradaria poder parlar-ne amb tu.
He agafat el teu móvil moltes vegades però, al final, no m'he atrevit a trucar.
El curiós és que quan hem parlat, he volgut demanar-te per quedar - com havíem fet abans bastant sovint - i no he pogut.
Es curiós com pots parlar amb algu ... que aquest algu vulgui explicar-te coses ... i finalment simplement acabar parlant de feina ("el temps").
Res, joaquim, avia'm si algun dia et puc demanar ajuda ....
gràcies,
...

Joaquim dijo...

Hola, Anònim. Ara no sé qui ets, però segur que saps com contactar amb mi quan vulguis sense anonimat. Es cert que fa uns anys vaig passar una època molt, molt dura. La recordo, malgrat els esforços per oblidar. Ara també és una època difícil per a mí, i me n'adono que no podem passar de puntetes pels problemes sense demanar ajuda. Parlar, i escoltar: vet aquí el primer pas d'una solució. Potser per això parlo tant :) Digue'm alguna cosa.

Anónimo dijo...

Bona nit Joaquim,
Abans de res espero que els teus problemes siguin passatgers i que puguis continuar somrient com sempre!!!
Gràcies per l'oferiment de perdre l'anonimat i pels consells de parlar.
He intentat parlar amb la família, amics i gent de la feina i a part de preocupar-los no he conseguit res ... al final he optat per dir que ja estava genial i quedar-m'ho per mi. La veritat és que la gent s'ha quedat molt tranquil.la ;)
Ara només falta que aquest somriure torni a ser natural.
Vinga, gràcies pels ànims i ja anem parlant,
AA (Advocat Anònim)

Joaquim dijo...

AA,

que la gent es quedi tranquil.la no fa desaparèixer les teves preocupacions i problemes. Només fa que la gent deixi de preguntar i preocupar-se.

Per pròpia experiència, et dic que si un problema ens el quedem, el problema s'enquista i desprès costa més de solucionar o esdevé realment irreversible.

Saps que hi ha una gran diferència entre "acabar" un problema i "solucionar-lo"?

Els problemes s'han de solucionar perquè no revisquin (o per si reviuen que sapiguem, al menys, com sortir-nos-en més airosament). Si només els acabem (a qualsevol preu o de qualsevol manera), un dia o altre ens tornarà el problema, i qui sap si ens petarà a tota la cara!

Què fàcil és donar consells! I més quan qui els dona és el rei dels problemes inacabats!

Potser si fem una posta en comú aconseguim que ens enfonsm tots dos definitivament o ens en sortim. Voto per la segona opció.

Anónimo dijo...

Aprovecho un hueco que los Goblins me dejan para comentar un tema relativo a la película de la ultimamente venimos hablando, "En busca de la felicidad".

Me llamó mucho la atención que el muñeco del niño fuera "El Capitán América". Creo que la elección no fue al azar y que plantea una simbología muy interesante.

Para los que no sean aficionados a los comics, el Capitán América, personje creado por Joe Simon, era un super-soldado que participó en la segunda guerra mundial. Su nombre real era Steve Rogers, un muchacho enclenque que quería entrar en el ejército y que fue rechazado por falta de aptitudes físicas. Tras ese rechazo, recibe accidentalmente un suero experimental que estaba siendo probado por el Gobierno de los USA, "el suero del supersoldado", que le otorga fuerza y agilidad sobrehumanas, convirtiéndose así en el Capitán América.

De todos los super-héroes del Universo Marvel, el Capitán América o "el Capi", es el que más ha intentado representar el genuino espíritu del sueño americano. Es el que siempre da los discursos (algunos brillantemente redactados por sus guionistas); combate al Gobierno cuando cree que deja de estar al servicio del ciudadano y, hasta llega a presentarse a la elección a Presidente de los USA.

Pero por encima de todo, el Capi representa un símbolo, una idea: el hecho de que, no importa tanto cómo o dónde hayas nacido, sino el empeño y el ahinco en consiguir una meta o un objetivo (un chico débil, rechazado por el ejército de su pais, que al final consigue ser su más fuerte soldado).

Por eso creo que el Capitán América tiene mucho que ver con el personaje de Chris en la película comentada. Nadie daba un duro por ninguno de los dos y, gracias a su esfuerzo (y también a algo de suerte) consiguen superar las adversidades y convertirse en auténticas leyendas en sus respectivos campos. De hecho, si os fijáis, el momento en que el hijo de Chris pierde su muñeco del Capi, coincide curiosamente con el momento más dificil para el propio Chris, cuando está a punto de tirar la toalla.

Creo, en definitiva, que la simbología no puede ser casual. Y, desde luego, me parece acertadísima.

Me vuelvo con los goblins.

Joaquim dijo...

Querido Raymaño: me parto de risa mientras te imagino, entre reyerta y reyerta jurídica, viendo películas, soñando con el Capitán América, intentando solucionar ecuaciones de felicidad y jugando a los Goblins. Eres un verdadero malabarista.

Hablas de los símbolos. Y esto es una idea a la que le estoy dando vueltas desde hace un tiempo: escribir acerca de los símbolos (por lo menos, los símbolos relacionados con los temas de este blog). Iré preparando algo con la certeza de que tus comentarios serán un regalo para los lean el blog.