
¡Vaya la que se ha liado con la noticia de la Jueza que se negó a practicar la prueba de alcoholemia en un control policial y amenazó a los policías con pasarles cuentas cuando pasasen por su juzgado!
El Juez Decano de Barcelona (Sr. Regadera) ha mandado una carta-queja a la policía diciéndoles que qué es eso de desacreditar a las personas cuando ellos (los policías) tienen verdaderos problemas legales, que tienen (los jueces) derecho a la intimidad, que filtran (los policías) noticias para distraer la atención de otros temas que afectan mucho más a los ciudadanos (clara referencia a la sentencia que ha condenado a ciertos policías por malos tratos) y demás. Sigue diciendo el Juez, entre otras cosas, que esa filtración puede ser constitutiva de delito (no especifica cuál).
Para empezar, una de las cosas que explico a mis alumnos al estudiar la argumentación jurídica es que los argumentos ad personam (es decir, aquellos que se basan en un ataque personal al contrario, conocidos vulgarmente como el "tú más") son nefastos, no nos llevan a ningún sitio (salvo al ruedo de los insultos y descalificaciones) y no aportan nada para el conocimiento de los hechos.
En segundo lugar, me parece estéticamente feo que en una carta-queja (escrita por un Juez) se amenace con lo de que la causa de la queja puede ser delictiva. Si es delictivo (o cree el Juez que es delictivo), lo que debería hacer creo que es ponerlo en conocimiento del Ministerio Fiscal para que actúe penalmente, o interponer el Juez una demanda de protección al honor (del colectivo judicial, y ya veremos si algún otro Juez se lo admite).
En tercer lugar, tal vez la carta-queja sea un poco inoportuna teniendo en cuenta que, de confirmarse los hechos de la jueza ebria, la misma no sólo puede haber incurrido en una infracción administrativa o penal (por la conducción bajo los efectos del alcohol y el posible desacato), sino también en otra infracción administrativa o penal (por el hecho de haber pretendido abusar de su condición de juez para obtener un trato de favor o amenazar a los agentes que simplemente habían montado un control rutinario al que nos vemos sometidos todos los ciudadanos habitualmente). Infracciones presuntas éstas, por cierto, sobre las que nada dice el Sr. Magistrado.
Es cierto, como dice el Juez Decano, que la policía está incursa en varios procedimientos que ponen en duda algunos de los métodos usados por alguno de sus integrantes y que ello afecta a la seguridad de los ciudadanos.
Pero es igualmente cierto que el abuso de poder por parte de un juez afecta igualmente a la seguridad de las personas. Con el abuso de poder (de confirmarse, repito) quedaría probado que la jueza en cuestión quería colocarse al margen de la ley (como queriendo decir que la ley es "para los demás", no para ella) y que usa el poder con el que está investida legalmente para la venganza personal. Muy feo, la verdad. Y muy triste para aquellos que hemos sido educados en la cultura de la igualdad, la democracia, el imperio de las leyes y la restricción a la arbitrariedad de los poderes públicos.
Personalmente creo, además, que los jueces (al igual que todos aquellos que desarrollan una función pública, como los políticos o funcionarios) deberían llevar una vida especialmente ordenada y ejemplar, más que nada para dar la sensación de que si un ciudadano es juzgado lo será por alguien cuya vida no merece reproche. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
El filósofo Fernando Savater dejó escrito que "La soberbia no es sólo el mayor pecado según las escrituras sagradas, sino la raíz misma del pecado. Por lo tanto de ella misma viene la mayor debilidad. No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes.Quizá lo más pecaminoso de la soberbia sea que imposibilita la armonía y la convivencia dentro de los ideales humanos".
Sólo nos faltaría ahora tener, además de jueces soberbios, a jueces sobebrios para que la justicia acabase siendo un triste garabato trazado a base de alcohol.